Libby Heaney
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La práctica artística postdisciplinar de Libby Heaney incluye obras de imagen en movimiento, performances y experiencias participativas e interactivas que abarcan la computación cuántica, la realidad virtual, la IA y la instalación. También utiliza el humor, el surrealismo y el sinsentido para subvertir la apropiación capitalista de la tecnología, las interminables categorizaciones y el control de humanos y no humanos. En su lugar, Heaney utiliza herramientas como el aprendizaje automático y la computación cuántica en contra de su uso "adecuado", para deshacer los prejuicios y forjar nuevas expresiones de identidad colectiva y de pertenencia con los demás y con el mundo.
Su obra utiliza diversos medios y modos como la difuminación, la combinación, la remezcla y el tejido (derivados de la física cuántica) para desestabilizar o "difractar" las concepciones estándar de la "verdad". De estos modos nebulosos surgen nuevas formas extrañas que cuestionan la distinción entre lo falso y lo real, lo visible y lo invisible, lo privado y lo público, lo individual y lo colectivo, especialmente cuando estas categorías están mediadas por la tecnología. Las obras son interpretadas por bots y personas por igual y se basan en una amplia gama de material de origen que abarca la cultura pop (Spice Girls, Elvis Presley, David Bowie, Whitney Houston, etc.), la política (Angela Merkel, Theresa May, Boris Johnson, la prueba de ciudadanía británica), la literatura (El amante de Lady Chatterley, las novelas de Haruki Murakami) y más allá.
Trabajando, en su mayor parte, en las intersecciones de la física cuántica, el aprendizaje automático y lo visual, estos antecedentes dispares se emplean y despliegan para cuestionar las ortodoxias -desde las ideas recibidas sobre el cuerpo, el género y el genio, hasta la cultura pop y la clase, la alienación y la solidaridad, los sistemas políticos actuales y la retórica, las naciones y el nacionalismo, la ciencia y el arte, y el deseo en la era digital- y explorar alternativas.
Sus proyectos hablan del enredo de la agencia personal y de la máquina, donde el poder de lo participativo y lo colectivo presenta una posible alternativa a la hostilidad de la vigilancia estatal, la minería de datos corporativa y la carrera armamentística cuántica. Sus obras, aparentemente dispares, divergentes y de gran alcance, se guían por las siguientes preguntas: ¿cómo sería si el arte fuera capaz de interrumpir el ritmo de la tecnología para plantear preguntas sobre su ética? y ¿cómo pueden los humanos y los no humanos unirse para ser coautores de futuros positivos?